"Nombrado oficial, Giovanni Drogo partió una mañana de septiembre de la ciudad para dirigirse a la fortaleza Bastiani, su primer destino".
Así comienza El desierto de los tártaros, de Dino Buzzati. Supe de este autor y de su novela más célebre gracias al artículo Valor y honor y orgullo y esperanza y compasión y caridad y sacrificio, de Javier Cercas, en el suplemento dominical de El País.
La historia nos cuenta la vida cotidiana de un grupo de militares en un lugar fronterizo indeterminado, en un tiempo impreciso, frente a un paisaje yermo, desolado, omnipresente. Y poco más...
El texto no es complejo ni demasiado extenso (doscientas cincuenta y una páginas en mi edición de bolsillo), pero su lectura no resulta amable. El autor nos fustiga, mediante la descripción precisa del efecto de un paisaje asfixiante sobre unos hombres siempre a la espera, con una historia sobre las ocasiones postergadas, sobre las expectativas injustificadas, sobre el conformismo resignado. En definitiva, sobre el autoengaño.
Aviso para espíritus sensibles. Los efectos de El desierto de los tártaros permanecen después de la última página.
Sí, es de esos libros.
Lo obra me ha gustado y Duzzati me parece un autor interesante. Ahora estoy con una recopilación de algunos relatos suyos titulada Los siete mensajeros y otros relatos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario